viernes, 26 de marzo de 2010

SUICIDIO ASEGURADO


El suicidio es una realidad incomprensible, y esto tiene su reflejo en la normativa, que no es menos incomprensible. Que alguien pulse el botón de autodestrucción no es sino un fallo del instinto de supervivencia.

Recientemente, en los medios de comunicación social hemos podido ver como, en España se producen más muertes por suicidio que por accidente de tráfico estos últimos se redujeron un 20,7% en 2008, sin embargo la cifra de suicidas sigue incrementándose y el Instituto Nacional de Estadística, explica que "el suicidio se situó en 2008 como la primera causa externa de defunción, con 3.421 personas fallecidas, cifra similar a la de 2007". Por sexo, la mortalidad por suicidio fue mayoritariamente masculina (el 22,6 por ciento fueron mujeres), de estos datos se colige que un hombre tiene cuatro veces más de posibilidades de suicidarse que una mujer, lo cual no ha de ser fruto de la casualidad, pero no es este el objeto de esta reflexión.

Antes de seguir avanzando en el argumento hemos de convenir que suicidarse es la acción de quitarse la vida de forma voluntaria y premeditada, independientemente del medio empleado.

Desde la perspectiva penal en muchos países, entre ellos España, suicidarse no es antijurídico, sería una conducta atípica ya que de lo contrario, sería inviable castigar a quién lo consumó y habría que absolver al suicida frustrado por concurrir en su persona la eximente completa de del artículo 20.1º del Código Penal, por sufrir alteración psíquica que le impide comprender la ilicitud de atentar contra su propio derecho fundamental a la vida.

La actual falta de tipicidad que vivimos, es fruto de las consideraciones procesales y política criminal de nuestro Poder Legislativo, que ante, la imposibilidad de que una pena surta un efecto preventivo (es impensable el efecto intimidatorio de la sanción penal en quién pretende desprenderse del bien más preciado, "la propia vida") y ante, la imposibilidad de la aplicación de la sanción penal, a quién, desgraciadamente culminó con éxito su objetivo (dejaremos a parte los aspectos reeducadores y demás funciones de la pena), se ha optado por considerar que el suicidio constituye un acto contrario a derecho, pero no tipificado como delito. De esta forma se justifica que sean objeto de reproche penal, las formas de inducción y cooperación al suicidio, en el famoso artículo 143 del Código Penal, por casos tan mediáticos como el Ramón Sanpedro.

Solución que no disgustaría a Kant que dijo, respecto al suicidio, que «si la libertad es esencial para la vida, no puede ser empleada para abolir la vida».

En Ordenamiento Internacional, llamado humanitario, y concretamente en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su Art. 6.1 dice que "el derecho a la vida es inherente a la persona humana" y en nuestra Carta Magna también ha tenido reflejo, dentro de los derechos fundamentales, en una posición de privilegio sobre los demás, en el artículo 15, de la citada norma suprema, se reconoce el derecho a la vida.

Por lo tanto y en resumen, vivir es un derecho y el suicidio es un acto contrario a derecho, pero que no se tipifica como delito.

Vamos a cambiar de tercio pero siguiendo con este argumento, me voy a referir al curioso el tratamiento que sobre este tema podemos encontrar en la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro, que en cuanto a los seguros de personas se ve obligada a tratar el fallecimiento del asegurado y a describir los riesgos que pueden ser objeto del seguro, así en título III sección II se trata el seguro sobre la vida, constando en su artículo 93 el siguiente literal "Salvo pacto en contrario, el riesgo de suicidio del asegurado quedará cubierto a partir del transcurso de un año del momento de la conclusión del contrato. A estos efectos se entiende por suicidio la muerte causada consciente y voluntariamente por el propio asegurado."

Como es sabido el contrato de seguro está vinculado al riesgo asegurado (concepto que entenderemos como la posibilidad de que se produzca un evento o suceso que genere un daño o provoque una necesidad económica), pero no todos los posibles riesgos son susceptibles de ser indemnizados ya que se requiere que cumplan unos requisitos de mínimos (suceso posible, incierto, fortuito, dañoso, previamente determinado y lícito), así lo afirma la doctrina jurídica mercantilista. Entre ellos hay tres que a mi juicio chocan con la regulación de la Ley 50/1980, como son que el suceso sea FORTUITO, INCIERTO y LÍCITO, por tanto ¿cumple el suicidio los requisitos para ser objeto de seguro?

Entiendo que un suicidio no es fortuito, si no voluntario. Tampoco es incierto, no lo es en cuanto a si se producirá -incertus an- ni siquiera en el cuándo se producirá -incertus quando- por lo menos para el asegurado. Y sobre la licitud ya se ha abundado.

No movemos pues entre la hipocresía y el desatino normativo, ya que si tenemos derecho a la vida, se genera una obligación de defender, incluso por la fuerza, este derecho fundamental, pero sin embargo no es ilícito suicidarse. Si pensamos que es lícito, entonces es mas difícil explicar porque se castigan conductas como por ejemplo, la colaboración.

Nuestro legislador, ante tal maremágnum, se decidió en su día a permitir que hagan seguros con cobertura de suicidio, eso sí, si las todopoderosas compañías aseguradoras lo estiman oportuno (solo faltaba obligar a las aseguradoras... a correr con el desatino). Se decidió algo extraño en una situación extraña, y no nos queda otra que ver este "riesgo" como una figura excepcionalmente regulada, y con la perspectiva un tanto jocosa, de un Legislador que sabe que a pesar de que el suicida deja a sus familiares dolidos, no desconoce que con unos euros se atenúa el dolor.

No quiero terminar sin hacerme en alto una pregunta ¿si no es ilícito suicidarse, porque el titular del derecho a la vida no posee facultades para la disposición sobre este derecho propio de forma que no pode consentir válidamente su muerte? (solucionar esto quizá nos acercaría a la solución de la problemática en sedaciones, eutanasias,.... que traen orígen en esta libertad de disposición, o no, sobre la propia vida)

No lo entiendo pero en todo caso, hay que hacerse un seguro con cobertura de suicidio pronto porque vistas las estadísticas, un seguro de vida pronto va a costar una pasta. Por cierto y no olvidarse del año de carencia, que el gracioso Legislador concede para que el suicida, se lo piense es muy considerado.

L. Novo

jueves, 18 de marzo de 2010

Racismo, Nacionalismo y Libertad

Efectivamente M.L.King, el 28 de agosto de 1963, pronunció el famoso discurso, conocido como "I have a dream".
Con la fe del que sueña con un mundo mejor, se atrevió a soñar lo prohibido y dijo "... Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo spiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!"

En su locución, de corte político-religioso, dijo "Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.
Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres."

Es curioso como M.L.King, pronunció palabras fácilmente extrapolables a otros ámbitos, incluso décadas mas tarde y en mi opinión esto es así porque la política de hoy sigue tratando sobre distintas razas. Las razas hoy, además del color de la piel son de  orden ideológico, económico, cultural e incluso territorial.

No se nos escapan, por no ser muy lejanas en el tiempo las referencias de un expresidente de un partido político de tendencia nacionalista, los resultados de un estudio basado en el grupo sanguíneo de una muestra perteneciente al norte de España, que sinteticamente decía "Los grupos sanguíneos dan gran frecuencia del grupo O y la mas baja en B de todo el continente. Respecto al Rh, muestran la más alta frecuencia de Rh negativo —cerca del 30% de individuos— hallada en cualquier población Europea. Resumiendo, la posición de los vascos en el extremo final de la escala de frecuencia de estos dos aspectos —grupo sanguíneo y Rh— muestra que son diferentes en origen de los demás pueblos, y que sus vecinos más inmediatos han contribuido muy poco a su linaje.G.M Morant, A.E. Mt. (Biometrika, vol. 21, London 1949)". Así un estudio supuestamente científico alimentó una corriente segregadora con viejos argumentos raciales, sin lograr otra cosa que cimentar una prisión ideológica de nueva construcción que cada día encierra a mas individuos, devolviéndolos a la prehistoria evolutiva.

Bien sean los rasgos diferenciadores de tipo  físico, biológico, social, económico, territoriale o cualquier otro, todos esconden la atávica impronta tribal, en la que los grupos de homínidos se circunscriben a individuos cohesionados por algún motivo (o desgracia común), y que rechazan a otros grupos de los que son capaces de diferenciarse. Este carácter es algo que se porta en el ADN y que solamente la razón será capaz de vencer.

Bien amigos, esta reflexión solo pretende trasladar a la comunidad de usuarios de la "red de redes" una idea sobre otro enfoque, que es posible dar, a los conflictos que se plantean en la España del año 2010 y que amenazan con recrudecerse si no nos atrevemos a soñar, con un futuro en el que, la estrategia de vida, no sea nuestra tribu inmediata si no que independientemente de la organización política imperante tengamos una visión amplia de integración que nos haga capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad y cooperación. Alejarnos de la involución al tribalismo y madurar como seres humanos, nos hará libres.

Solo me resta poner de relieve un axioma de mi cosecha :
"NADA UNE MAS QUE LA DESGRACIA"
Hoy he tenido un sueño, he soñado que la razón nos va a hacer convivir en próspera armonía sin necesidad de que una desgracia nos una. He soñado que un día ser marroquí, vasco o leonés no va tener mas connotación que el origen de la persona y seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.
L. Novo